Con todos estos mimbres resulta este trabajo una obra de obligada lectura para quienes nos interesamos en el proceso, porque está planteado para dar soluciones. Ya que como juristas nuestro trabajo debe encaminarse a apoyar el logro de una paz en igualdad, con oportunidades para todos los sectores, llevando justicia a las víctimas y verdad al conjunto de la sociedad. Solo así podremos encontrar una senda que no es fácil pero que es necesario que lleve a término este proceso. Siendo conscientes además de que más allá de la transformación política a través de un acuerdo de Paz, para Colombia es imprescindible garantizar la no repetición de los hechos violentos del pasado. No dudo que las medidas necesarias van más allá de la ausencia de conflicto armado o del fin de las hostilidades pero creo que se debe aportar un aspecto que creo es fundamental: educar para la paz. Un objetivo que se debe priorizar para conseguir el buen camino a fin de que los ciudadanos superen más de cincuenta años de conflicto. Sin olvidar el tremendo sacrificio de las víctimas. En toda la sucesión de hechos que han conformado la realidad colombiana en estos últimos años, lo que sin duda ha quedado claro es que nadie como las víctimas han tenido capacidad de renuncia a derechos que legítimamente les pertenecen. Los demás, simplemente debemos seguir su ejemplo. Por ello mi humilde voz se alza, de nuevo, en defensa de las mismas, como lo hace la de todos los que han realizado este trabajo. Enhorabuena a los autores y muchas gracias por su valiosa aportación. Baltasar Garzón Real (extraído del prólogo)